Las lesiones personales se refieren a un área del derecho que se ocupa de indemnizar a las personas lesionadas por la conducta ilícita de otra persona. En la vida cotidiana, debemos a nuestros conciudadanos lo que la ley llama un deber de diligencia. Como parte de la vida en comunidad, se espera que todos nos comportemos de una manera razonable que no perjudique a los demás. Cuando alguien incumple ese deber actuando de forma que perjudica a otra persona, aunque no sea a propósito, la ley dice que la persona que incumplió el deber deberá indemnizar a la persona perjudicada. Esto, en el sentido más básico, es lo que regula el derecho de lesiones personales.
A partir de esta sencilla explicación, también se puede ver cómo el derecho de lesiones personales desempeña un papel esencial en la vida cívica. El derecho de lesiones personales da a las personas la posibilidad de remediar el daño físico que se les causó sin recurrir a la violencia o a las represalias. También desempeña un papel fundamental en la configuración de la conducta de las grandes empresas. Al responsabilizar económicamente a las personas y a las empresas por sus actos ilícitos, el derecho de lesiones personales contribuye a mantener la seguridad de la población y constituye una base de lo que significa recibir justicia.
También es importante entender lo que no es el derecho de lesiones personales. El derecho de lesiones personales es distinto del derecho penal, cuyo objetivo es castigar las violaciones de las leyes penales. El daño que alguien le hace a usted puede constituir tanto un delito como un acto que pone en juego el derecho de lesiones personales. Pero lo más frecuente es que el derecho de lesiones personales se ocupe de situaciones en las que alguien no tenía necesariamente la intención de hacer daño, pero lo hizo de todos modos. El derecho de lesiones personales también está separado de otras áreas del derecho, como los incumplimientos de contrato o las disputas de propiedad, que abordan actos que no tienen un componente de lesión física.